
Me alegra mucho (¡muchísimo!) presentar por fin esta sección donde no seré yo el que hable, sino mis alumnos. Una sección que lleva por lo menos cuatro años en mi mente, y que hasta hoy no veía la luz. ¡Bienvenido sea este día!
Adolescentes en su mayoría, jóvenes adultos en algunos casos, frecuentemente son tachados en algunos ambientes o medios como "despistados", "inmaduros", "cafres", "irresponsables", "irracionales", "insensibles"…y de un sinfín más de calificativos similares. Como la realidad siempre es compleja, no seré yo quien niegue que estos apelativos son ciertos en algunas ocasiones, pero ¿tantas? ¿siempre? No. Y bien cierto que no.
Mi experiencia en la docencia y mi contacto con ellos, los protagonistas del sistema educativo, me ha ofrecido una vivencia más bien contraria: un continuo aprender y disfrutar de sus descubrimientos, de sus actitudes, de su capacidad para afrontar los problemas, de su habilidad para soñar con un futuro mejor, de su afán por comprender el mundo, de sus sentimientos de amor a la familia y a las amistades, de su vibración por la vida y por la alegría, de su intento por exprimir hasta la última gota de felicidad de cada día. Son muchas las lecciones que me dan en nuestras jornadas en el instituto.
Además, a nadie pasa desapercibido las numerosas dificultades con las que pueden encontrarse estos adolescentes que intentan abrirse camino en la vida: situaciones familiares verdaderamente duras (familias desestructuradas, pobreza extrema, poca formación cultural y humana, abuso en las tareas domésticas, etc.), un presente que anuncia un futuro difícil (crisis económica y de valores, falta de trabajo, reducción en los salarios y en las pensiones) o sencillamente los reveses propios de la adolescencia (un vaivén sentimental verdaderamente sufrido de sobrellevar, una desorientación personal y profesional que los desubica, una presión de las modas impuestas que puede eliminar las personalidad más genuina…).
Por todo ello, en muchas ocasiones, podríamos y deberíamos hablar de grandes pequeños héores o de grandes pequeños maestros.
En agradecimiento a sus sonrisas, conversaciones, detalles de cariño, lecciones impartidas y risas echadas en mis seis años de docencia, les dejo hablar, y hablar con sinceridad. Y para ellos es esta sección de nuestra página.
Poco a poco iré sumando contenidos (escritos, fotos, trabajos, etc.). Sed pacientes y disfrutadlo como yo.
¡¡Muchas gracias a mis alumnos!!